El primer paso para acabar con el bullying es saber detectarlo. Una vez detectado, hay que abordar el problema de frente y con valentía, y no mirar para otro lado. Y, por último, hay que hacer una buena intervención actuando de modo global: blindar a la víctima para que no haya más agresiones, frenar definitivamente al acosador informando a su familia, sancionándolo si es preciso, pero sin olvidarnos de que él mismo puede ser víctima de conductas violentas por parte de su familia u otros, y eso también hay que abordarlo… Hay que actuar sobre los testigos, concienciándolos de su responsabilidad y eliminando la ley del silencio y, si es preciso, hay que cambiar de clase o de centro al agresor, nunca al agredido. Respecto a la víctima, necesita que se le pida perdón de corazón. Eso la ayuda a recuperarse. Si fuera preciso, habría que buscar ayuda terapéutica. Sobre todo, no hay que caer en el error de pensar que el acoso es sólo físico, y que si no le dan una paliza a alguien no hay acoso. Tampoco hay que caer nunca en excusas simplistas ni en errores de atribución: “Son cosas de niños…”, “Ya le va bien espabilarse…”, “Es que él es raro, no tiene habilidades sociales…”, “Él tampoco es un santo…” Esta actitud pasiva, antipedagógica e inhumana, deja a la víctima en absoluta indefensión y hace que no confíe en los adultos que deben protegerla.
Recordemos 7 frases que nunca debemos decir a un niño o una niña que está siendo víctima de acoso escolar:
1. Tú no hagas caso
La humillación diaria no se puede soportar
2. Ya se cansarán
Si no actúas, el acoso aumenta.
3. No es para tanto
Cada uno sabe qué le duele y cómo le duele
4. Si te pegan, pega
Quién sufre acoso no se puede defender
5. Estás exagerando
Solo te está contando la mitad de lo que pasa.
6. Es que eres…
Necesita apoyo y confianza.
7.Pues se van a enterar
Hay que actuar con él, no por él.
Son recomendaciones de NACE (Asociación No Al Acoso Escolar).